El trabajo Infantil en el Perú, según informe de diciembre del 2010 de la OIT
Esa noche al regresar a mi casa, en mi primer día en Lima, me di con la sorpresa de ver un niño de cinco años agarrando de la manito a una bebe que daba la impresión de estar aprendiendo a caminar, apenas se podía mantener de pie …,daba alegres pisotones que la traían de inmediato con un sentón al suelo, se notaba como amortiguaba su caída un enorme pañal…agitaba sus manos al cielo como pidiendo que le ayudasen a levantarse, y tras cansarse y distraerse jugando en el suelo, se inclinaba hacia adelante, ponía sus manitos en la vereda e impulsaba su enorme pañal hacia arriba para luego con mucha dificultad ponerse nuevamente de pie, luego un pequeño jalón de la mano de su hermano la aceleraba con apurados pasos a revisar las bolsas de basura que a esas horas limeñas, ya están puestas esperando a los camiones municipales fuera de las casas…
El tiempo que viví en provincia me permitió ver la pobreza de cerca, pero una pobreza completamente distinta. Similares al ser contenedoras de fuertes carencias y vacías de muchos derechos, pero muy diferentes en su forma de percibirse y los tipos de derechos que las cataloga como tales. Hoy escribiendo este artículo comprendo en mayor medida el panorama que presenté sobre la pobreza en mi anterior artículo "La pobreza en el Perú tiene un rostro joven" y reitero que el significado de pobreza no es universal, lo que sí es universal son el exceso de carencias que se pueden presentar en determinadas personas y llevarnos a considerar tales necesidades como fuente irrefutable del nacimiento del concepto "pobreza".
La pobreza involucra muchas carencias y pocos derechos y se refleja de distintas maneras, considero que el último informe mundial de la Organización Internacional del Trabajo sobre el trabajo infantil es una muestra evidente que el Perú todavía es muy pobre, pues a la explotación laboral se añade la infantil, revelando no solo una coyuntura con altas carencias sino la amenaza de un futuro sin educación, y con explotación.
Perú, hoy fue protagonista de una vergonzosa propaganda mediática mundial, tras las precisiones de Manuel García quien en su labor de coordinador regional del Programa Internacional para la erradicación del trabajo infantil de la OIT, afirmó que entre un 25% y 35% de los niños en Perú y Bolivia cumplen tareas laborales, liderando estos países así, el índice de trabajo infantil en Suramérica. En medio de la clasificación se sitúa Colombia, Ecuador y Paraguay, países en los cuales trabajan del 10 al 17 por ciento de sus niños, finalmente dentro del grupo de países con menores niveles de trabajo infantil sitúan a Brasil, Argentina, Chile, Uruguay y Venezuela con porcentajes del 5 al 8 por ciento. Está información se transmitió en un encuentro organizado por el Ministerio argentino de Trabajo en la sede de esa cartera, y Pilar Rey - la presidenta de la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (CONAETI) sostuvo con firmeza la intensión de ese país de erradicar el trabajo infantil, con miras a prohibirlo e incluso penarlo.
De todo esto, el tema en cuestión es ¿a qué situación en específico le llama trabajo infantil la OIT? pues ciertamente existen trabajos que realizan menores de 18 años y no los califica como trabajo infantil siempre y cuando sean adecuados para su grado de edad y madurez, además de que les permita ayudar a sus familias y sean remunerados contribuyendo a la economía de sus países.
La OIT considera trabajo infantil a aquellos actos que trivializan la genuina privación de sus años de infancia, impidiendo la educación y pleno desarrollo del Niño/niña, sea un trabajo peligroso (ponga en riesgo su bienestar físico, mental o moral), y cualquiera de las incuestionables peores formas de trabajo infantil, definidas internacionalmente como esclavitud, trata de personas, servidumbre por deudas y otro tipo de actividades que impliquen un trabajo forzoso, tanto así que estos conceptos relacionados al trabajo infantil están considerados muy cerca del reclutamiento forzoso de niños para utilizarlos en conflictos armados, explotación sexual comercial, pornografía, y actividades ilícitas. Conociendo ahora de forma más amplia el significado que le da la OIT a trabajo infantil, creo que ya podemos ser críticos de lo relevante y preocupante que puede ser para los peruanos encontrarnos en la cúspide de la pirámide del porcentaje suramericano en trabajo infantil y por qué Argentina consideró prioritario erradicar el trabajo infantil.
En un libro de Eduardo Galeano, encontré el siguiente texto: “Crece la cantidad de niños desnutridos en el mundo. Doce millones de niños menores de cinco años mueren anualmente por diarreas, anemia y otros males ligados al hambre. En su informe de 1998, UNICEF proporciona datos como éste, y propone que la lucha contra el hambre y la muerte de los niños se convierta en una prioridad mundial absoluta. Y para que así sea, recurre al único argumento que puede tener, hoy por hoy, eficacia: «Las carencias de vitaminas y minerales en la alimentación cuestan a algunos países el equivalente de más de un 5% de su producto nacional bruto en vidas perdidas, discapacidad y menor productividad”. Recordé esta cita mientras leía las noticias del informe de la OIT, pues reflexioné cual sería el tipo de excusa que necesitamos para concientizarnos de la importancia que tiene erradicar el trabajo infantil en nuestro País, o para cualquier otro que le chante este guante.
Vania Dongo Mendoza